La pugna por el arma independiente, la doctrina de la...

Notes: Resumen: Este artículo estudia la doctrina de la aviación militar desde sus orígenes hasta la creación del Ejército del Aire en 1939. La Aviación Militar española tuvo que recorrer mucho camino, plagado de avances y retrocesos, sobre la difícil y desigual lucha de nuestros primeros aviadores que tuvieron que sostener hasta conseguir su independencia; esta lucha tampoco fue privativa de nuestro país, sino que en mayor o menor medida ocurrió en las naciones de nuestro entorno y tuvo un discurrir paralelo en los diferenes países. La doctrina tiene su orígen en las experiencias de combate en las perspectivas de conflicto de los hombres del aire. En este artículo se analiza el largo camino hacia el Arma independiente y el reconocimiento de la Aviación como la tercera fuerza armada. El nacimiento de la Aviación Militar en España va de la mano del coronel Vives y del entonces capitán Kindelán allá en 1908. Por su parte, la defensa de una aviación independiente que Longoria, Martínez Merino y Manzaneque hicieron, constituye el fruto más maduro del pensamiento aéreo español. Por otro lado, la II República se complicó en tejer y destejer de organismos dando pasos adelante en la buena dirección seguidis de retrocesos lamentables. En la zona nacional el genral Kindelán organiza las Fuerzas Aéreas; al crearse la Junta Técnica del Estado y la Secretaría de Guerra apareció la Sección del Aire; también se crea el Ministerio de Defensa Nacional. En la zona republicana el proceso era similar, pero los avances fueron sancionados con los decretos adecuados. Al finalizar la contienda existía una sólida base independiente que sólo necesitaba ser sancionada legalmente; así, se reorganiza la Administración del Estado; mediante el Plan Yagüe desaparece el Ministerio de Defensa Nacional, siendo sustituido por los del Ejército, Tierra y Aire; se organiza el ministerio, las regiones aéreas, la jurisdicción central y se estructura el Ejército del Aire. A éste le sustituye Juan Vigón.