1815, estado del navío Fernando VII

Notas: Bibliografía
Resumen: El artículo trata de la historia del navío Fernando VII en el año 1815. Tenemos que remontarnos hasta esta fecha para estudiar uno de los episodios que demuestran hasta dónde había llegado la desintegración de la Real Armada. El 4 de diciembre de 1815 el capitán de fragata don Vicente de Lama y Montes con su tripulación zarpó del puerto de Mahón con el navío Fernando VII, en estado deplorable. Desde su salida de Mahón el tiempo era más o menos bueno, pero el día 5 empeoró, lo que ponía en peligro de irse a pique al navío, tanto por su mal estado como por su poca dotación, a pesar del refuerzo recibido por parte de la fragata norteamericana United States; el 7 de diciembre el navío sufrió los efectos de la fuerza del viento huracanado; la corbeta Ontario hizo señales al capitán del navío para que le siguiera, pero el mal estado de éste le impidió virar para cambiar de rumbo; la situación del navío aún empeoró, ya que comenzó a hacer mucha agua; el 8 continuó la odisea del Fernando VII; ya estaban agotados todos los medios para salvar al buque; el comandante, conocida la situación del navío, decidió arribar a cualquier punto de la costa de África, distinguiéndose el cabo Bujía por el sudeste, hecho que animó a los pocos que quedaban para conseguir mantener en funcionamiento las dos bombas de achique que le quedaban en condiciones de operar; el día 10, sobre las cinco de la tarde, el agua había subido mucho, pero ya se encontraban muy cerca del cabo Bujía; el comandante decidió llamar a consejo, decidiendo dar la orden de abandonar en navío; la maniobra se llevó a cabo, alternando el mismo número de españoles y norteamericanos y españoles; ya en tierra fueron rodeados por la guardia del sultán y conducidos a prisión; el comandante avisó al cónsul español ante la Regencia, a quien explicó lo ocurrido; a su vez, lo hizo con el sultán, que autorizó a los norteamericanos a quedar libres, pero no a los españoles hasta que le devolvieran un bergantín apresado en Cartagena unos días antes; el buque argelino fue capturado por los norteamericanos en aguas españolas, por lo que el gobierno español tuvo que pedir permiso al norteamericano para que fuera devuelto a la Regencia; en mayo del año siguiente, para recoger a los españoles, zarpó de Cartagena el navío Asia con rumbo a Argel, que regresó al puerto de partida con toda la dotación. En Cartagena le esperaba al comandante un consejo de guerra por la pérdida del navío, pero acabado el consejo, el comandante salió libre de todo tipo de cargos. Para terminar, se puede decir que lo que llevó al navío al fondo fue el peso del cambio de nombre, destinado a una sola persona capaz de llevarlo, pero no a un buque, aunque fuera uno de los mejores jamás construido y el mejor de su clase.