Sección: Publicaciones de Defensa
Título: La oficialidad carlista en la tercera guerra: (1872-1876) / Enrique Roldán González
Autor: Roldán González, Enrique
Notas: El número de voluntarios en armas, en el ejército carlista durante la 3ª guerra (1872-1876), sobrepasó los sesenta mil hombres en toda la Península, pero de ellos unos cincuenta y siete mil constituían los ejércitos del Norte (Vascongadas, Navarra, Alto Aragón y Cantabría, además de Logroño) con treinta y cinco mil; Centro (Valencia, Bajo Aragón, Castilla la Nueva y algunas provincias de la Vieja) con diez mil; y el de Cataluña (sus cuatro provincias) con doce mil. Los miles restantes actuaban por Galicia, Asturias, Andalucía, Murcia y Extremadura. Tal cantidad de hombres precisaban, para constituir un verdadero ejército, contar con una oficialidad que poseyera una formación castrense profesional, competencia y eficacia. Si bien, al principio, para el mando carlista fué un interrogante con solución incierta, el problema se resolvío de manera natural e insospechada, pues cientos de generales, jefes, oficiales, alumnos de Academias Militares y suboficiales hicieron acto de presentación en los centros carlistas de los Pirineos, después de haber presentado su solicitud de licencia absoluta, demostrando así la consistencia de su gesto pues se cerraban el camino a una posible vuelta, y perdiendo su carrera, empleo, pensiones de retiro y medio de vida. Todos ellos aportaron unas condiciones necesarias: aptitud, idoneidad y, en muchísimos casos, juventud. Junto a ellos concurrieron todos los veteranos jefes y oficiales de las dos guerras anteriores, que sobrellevaba su exilio o vida privada calladamente, pero atentos a la llamada. Los miembros de la familia Borbón acudieron a las filas carlistas, en las que combatieron seis de sus componentes, entre ellos el duque de Parma y los condes de Caserta y Bardi. Los legitimistas franceses, llamados "carlistas franceses", aportaron una eficiente oficialidad, así como numerosos oficiales que habían servido en los "zuavos" pontificios en las luchas de Italia. Las academias militares que se organizaron en los territorios carlistas instruyeron y adiestraron a los oficiales subalternos (tenientes y alféreces), donde ingresaban jóvenes voluntarios con cierta formación cultural y de campaña, que se graduaban tras un curso de tres meses de formación castrense. Y por último, la veterana experiencia de los suboficiales presentados en los ejércitos carlistas que fueron ascendidos a oficiales en el devenir de la campaña. Pese a la heterogeneidad de sus procedencias constituyen una oficialidad cohesionada, unida, y en perfecta concordancia con los ideales que les llevó a la guerra
Tipo de publicación: Artículos y Capítulos