Sección: Publicaciones de Defensa
Título: El frente catalán en la guerra de Luxemburgo : (1684) / Antonio Espino López
Autor: Espino López, Antonio, 1966-
Notas: "Tras más de dos décadas del reinado del último Austria, Cataluña afrontó la prueba bélica más peliaguda de la segunda mitad del siglo XVII, la Guerra de los Nueve Años, 1689-1697, sin apenas modificar su capacidad bélica. La guerra de Holanda, 1673-1678, y la de 1684 mostraron la fatalidad para el Principado de una guerra defensiva, debida no sólo a la militarización ofensiva de la frontera francesa, habiendo decidido Luis XIV que el norte de Cataluña era un país de ganancia, es decir, invadible y con posibilidad de conservarlo, sino también a la incapacidad progresiva durante el reinado de Carlos II para mantener en el Principado un ejército competente en número y calidad, así como unas fortificaciones fronterizas que impidiesen la penetración del enemigo en profundidad. Ciertamente, la Monarquía recibió el apoyo económico de Cataluña tanto en levas pagadas como en donativos para fortificaciones y mantenimiento_de la caballería, pero fue la incapacidad económica mencionada la causante del progresivo deterioro de unos y otros -deserciones e incremento de enfermedades por la mala asistencia a las tropas y pérdida de fortificaciones que nunca llegaron a ponerse en capacidad de defensa. Tal situación acarreó las críticas tanto del Consejo de Ciento como de la Generalidad, que llegan a intuir cierta falta de sensibilidad en la Corte hacia el frente de guerra catalán. Dicha idea, que ha_trascendido en la historiografía catalana actual, tiene unas hondas raices, pero carece de suficientes pruebas documentales. Para nosotros simplemente, la Corte madrileña no podía mantener tres frentes (Flandes, Milán y Cataluña) sin altibajos y fue corriente ver tropas napolitanas y milanesas destinadas al Principado, así como desvío de tropas del ejército de Cataluña a Italia, en la sublevación de Mesina, por ejemplo. El problema fue la incapacidad de la Monarquía para obtener asientos de dinero y grano, básicamente, con los que mover el ejército del Principado, dándose la paradoja del arribo de tropas a Cataluña sin disponer el virrey de los medios para mantenerlas. La expresión de Bournonville es significativa: "No se pueden obrar milagros sin medios", es decir, no se podía hacer una guerra ofensiva si se caracía de un mínimo de tropas suficientes para cubrir las guarniciones de las fortalezas- tarea inexcusable al ser el enemigo quien invadía con un número_igual o superior de tropas y mantener un cuerpo de ejército en campaña al mismo tiempo. Como éste era inferior, el ejército de Cataluña se dedicará a controlar las evoluciones del ejército galo, sin plantear batallas campales por el riesgo de perder parte de las pocas fuerzas disponibles. Las dificultades de la Monarquía para mantener las tropas, implicará la necesidad de una ayuda catalana a la misma, como se ha dicho. En principio, tanto la Generalidad como el Consejo de Ciento no pusieron reparos a que se contribuyese a las tropas, aunque las Constituciones de Cataluña sólo obligaban al alojamiento, al entender la dificultades de la Real Hacienda; pero los abusos de la oficialidad, no frenados a tiempo por los virreyes y por el tesorero Pere Montaner, terminaron por exasperar al campesinadocómo era poco lo que se hacía por poner al país en estado de mejor defensa, mientras las relaciones con la población civil degeneraban paulatinamente"
Tipo de publicación: Artículos y Capítulos