Polonia, víctima del acuerdo germano-soviético de 23 de...

Notas: Se hace un análisis del pacto entre Alemania y la Unión Soviética, de asistencia mutua y no agresión en agosto de 1939 y que iba a traer consecuencias nefastas para un tercer país: Polonia, situado históricamente en los confines del oriente europeo, y por tanto en zona inestable, frente a la Turquía musulmana, la Rusia ortodoxa, las hordas asiáticas de tártaros y mongoles e incluso el empuje de los pueblos germánicos, que siempre desearon absorber esa marea oriental, vanguardia de la cristiandad. Se hace una síntesis de la evolución histórica de Polonia, los repartos efectuados por Catalina de Rusia en el S.XVIII que dieron fin al Estado polaco. La creación del Gran Ducado por Napoleón, la insurrección de los polacos en 1830 para restaurar su patria, la Guerra Europea y el reconocimiento de una Polonia libre por el presidente americano Wilson el 22 de enero de 1917, con el apoyo de Alemania que le concedió la independencia unos meses más tarde, confirmándose sus fronteras en el Tratado de Versalles, naciendo la nueva República Polaca. En el año 37, la ambición de Hitler soñaba con la liquidación primero de Austria y Checoslovaquia y después Polonia, para formar la gran Alemania. En 1939, la presión hitleriana sobre el gobierno polaco fue intensa. Los acontecimientos se precipitaron formándose el pacto de no agresión germano-soviético, ante el asombro de los aliados, por haber sido siempre enemigos irreconciliables. Hitler el 1 de septiembre, lanzo sus tropas, invadiendo Polonia, estallando la guerra mundial de forma inevitable. Los polacos resistieron la invasión con estoicismo confiando en que los aliados distrajeran a los alemanes y pudieran contraatacar, pero el apoyo del ejército soviético a Hitler, provoco su derrota. Se formó en el exilio la resistencia polaca, que en 1941 fue reconocido por la propia U.R.S.S. Hasta 1944 todos los polacos lucharon en un frente común: la reconquista de la Patria. Después se abrieron diferencias entre los que luchaban en los ejércitos soviéticos y los que lo hacían en los británicos. Al terminar la II Guerra Mundial en 1945, Polonia paso a la órbita de Stalin, modificando sus fronteras y juzgando por actividades antisoviéticas a los dirigentes no afines.