Sección: Publicaciones de Defensa
Título: La neutralidad española y su repercusión en la Marina mercante / José Cervera Pery
Autor: Cervera Pery, José, 1927-2021
Notas: Resumen: Este artículo trata sobre la neutralidad de España y su repercusión en la Marina mercante durante la Gran Guerra. La neutralidad de España tuvo sus momentos de peligro, sobre todo cuando submarinos alemanes y torpederos ingleses comenzaron a atacar buques mercantes españoles, apresándolos o hundiéndolos y causando importantes estragos en el tráfico marítimo. En el escenario e las confrontaciones navales, hubo momentos críticos en que la Marina mercante era el chivo expiatorio del conflicto. El protagonismo que recayó en la Marina mercante, por medios indirectos, tuvo sus reflejos en las flotas neutrales, manifestándose una fuerte demanda por los países aliados; así, la construcción naval tuvo un fuerte desarrollo, el personal naval se vió favorecido con ingresos mayores y los armadores hicieron buenos negocios. En cuanto a las dificultades y regresiones sufridas por la Marina mercante española, hay que señalar que el día 1 de enero de 1914, se habían hundido 628 vapores, 236 veleros, y un año más tarde, los vapores eran 640. Sin embargo, el 1 de enero de 1916 se advierte una disminuación de hasta 603 vapores registrados y 240 veleros; en 1917, no se publicó la lista oficial, pero ya se habían producido pérdidad de mercantes por la guerra, y en la de 1918, la Marina mercante contaba con 495 vapores y 85 veleros; de los 49 buques que había, 34 fueron destruídos por los submarinos alemanesy el resto por accidentes navales ordinarios; en este año la primera empresa naviera española seguía siendo la Transatlántica, pero la guerra le hizo mella, con la pérdida de tres vapores, a éste seguía en importancia la Transmediterránea, que poseía la hegemonía de los servicios de cabotaje peninsular; no obstante, dos de sus vapores fueron hundidos por los submarinos alemanes; Sota y Aznar, en Bilbao, tenían 31 vapores, perdiendo siete de ellos hundidos por los submarinos alemanes y cinco, que vendieron ante el acoso de que eran objeto; la Casa Pinillos de Cádiz no se vió afectada por la guerra, pero perdió dos trasatlánticos; la Vasco-Andaluza de Ybarra y Cía. de Sevilla tenía 27 vapores en servicio y dos en construcción, pero no perdió ninguno por la guerra porque los dedicaba al cabotaje; en cambio, a la Marítima del Nervión de Bilbao le torpedearon cinco vapores y se deshizo de sus barcos más inferiores mediante ventas más favorables; la sociedad Hijos de J. Tayá de Barcelona amplió mucho sus negocios con la guerra; en 1918 los alemanes le torpedearon cinco vapores y antes se habían perdido dos por accidentes de navegación; por último, la compañía Unión de Bilbao conservó sus cinco grandes vapores sin sufrir daño alguno. Por otra parte, declarada la guerra, se decretó el bloque marítimo de ambos bandos, y la grave situación creada por Alemania por su actividad submarina obligó al gobierno a publicar el Real Decreto de 7 de enero de 1916, que prohibía la venta de buques a los armadores y gobiernos extranjeros, para evitar desmantelar ma flota mercante española. Se creó una comisión que, bajo el nombre de Junta de Transportes Marítimos, era la responsable de regular la importación de artículos indispensables, de establecer prioridades en la obtención de artículos en mercados exteriores y de dictar condiciones económicas y subvenciones para determinados artículos. Por otro lado, ante el hundimiento del vapor Luis Vives y la posición de los pilotos y maquinistas de la Marina mercante, que estimaban que los riesgos que corrían no eran compensados, hubo una huelgaen la Transmediterránea, que obligó a la participación de la Armada para asegurar los servicios entre la península y el Protectorado. Se ha dicho que el comienzo de la guerra coinició con Dato en el poder, que con su vocación neutralista ponía a España a salvo de todo riesgo; el pacifismo y el buen sentido de Alfonso XIII inclinó la balanza a una neutralidad ventajosa; los liberales eran prtidiarios de los aliados y los conservadores eran germanófilos; esta neutralidad era la única política para España, pero a pesar de ello la flota mercante tuvo muchas pérdidas causados por las flotas de ambos bandos. Los submarinos alemanes produjeron pérdidas de entre 139.000 y 250.000 toneladas en la flota mercante española; en el orden internacional, la cuestión más espinosa fue la destrucción de buques españoles por las flotas de los países beligerantes y en el orden interno el contrabando y el alza de los precios perjudicaron el desarrollo nacional. De todas formas, hubo un despegue económico y crecieron la industria textil catalana, la siderurgia vasca y la minería asturiana; también se crearon industrias químicas y construcción naval, pero a partir de 1917 el panorama cambió; tras la firma del Tratado de Versalles, la Marina española progresó, de tal modo que la construcción naval, que en 1913 apenas rendía 5.000 toneladas anuales, lograba en 1939 ser la séptima en el orden internacional.
Registros relacionados: En: Revista general de marina. - Madrid : Depósito Hidrográfico, 1877- = ISSN 0034-9569. - 01/08/2014 Volumen CCLXVII agosto / septiembre - 2014 , T. 267 (ag.-sept. 2014), p. 341-347
Materia / lugar / evento: Marina mercante
Guerra Mundial
Neutralidad
1914-1918
España
Tipo de publicación: Artículos y Capítulos