Sección: Publicaciones de Defensa
Título: Batalla naval de Jutlandia y la polémica actuación de los almirantes Jellicoe y Beatty / Mariano Juan Ferragut
Autor: Ferragut, Mariano Juan
Notas: Resumen: Este artículo analiza la batalla naval de Jutlandia de la Primera Guerra Mundial; también analiza la actuación de los almirantes Jellicoe y Beatty durante la batalla. Dicha batalla tuvo lugar en la tarde del 31 de mayo y la noche del 1 de junio de 1916, y el escenario fue en las aguas del mar del Norte, a un centenar de millas al oeste de la península de Jutlandia. Hasta Jutlandia, la flota alemana había permanecido prácticamente inactiva, al no querer el káiser arriesgarla ante la superioridad de la flota británica. La estrategia naval alemana tenía como objetivo dañar la flota inglesa por medio de ataques rápidos contra las fuerzas navales ocupadas en vigilar y bloquear la bahía alemana. El mando inglés, no queriendo arriesgar sus acorazados, ante el prestigio alcanzado por las unidades alemanas en el combate nocturno, optó por el bloqueo a distancia desde la base de Scapa Flow, donde estacionó el grueso de la flota, formada por acorazados, bajo el mando del almirante Jellicoe. En enero de 1916, Von Scheer tomó el mando de la flota alemana y decidió pasar a la acción. El 31 de mayo se libraría la batalla naval de Jutlandia; analizando la actuación de los almirantes Jellicoe y Beatty, éste último iba un poco retrasado con respecto al punto fijado y debiendo arrumbar al Norte, según las instrucciones recibidas, navegó con rumbo Este y se encontró con una neblina que jugaría un papel decisivo en la batalla. Beatty arrumbó con seis crucceros de batalla hacia el enemigo y se lanzó al Sur para cortarles la retirada hacia su base; la reacción del almirante Hipper fue también la de virar hacia el Sur para combstir a ese rumbo, que era el que arrastraba el enemigo hacia el grueso alemán; ambas formaciones entablaron combate; la situación de los británicos se agravó cuando se avistó al Sudeste a toda la línea de acorazados alemanes, Beatty avisó a Jellicoe y arrumbó hacia el Norte , protegiendo el cambio de rumbo con un ataque de sus destructores; persiguiendo a Beatty, toda la flota alemana, con los buques de Hipper en vanguardia, corría hacia el Norte sin saber que el grueso británico estaba en el mar y se dirigía a chocar contra ella. Cuando Jellicoe recibió la información de que el grueso de la flota alemana estaba en el mar y que se dirigía hacia él, desplegó sus 24 acorazados para hacer frente al adversario. Jellicoe eligió la maniobra menos comprometida y desplegó por babor. Scheer se percató de que había caído en la trampa de Jellicoe y que la línea inglesa de acorazados le cortaba la "T", que es la posición táctica más ventajosa para el combate artillero entre dos líneas. El almirante alemán ordenó a los 22 buques de su lína invertir el rumbo por giros simultáneos. Von Scheer pudo escapar y arrumbó hacia el Este en demanda de los canales dragados de Horns Reef, creyendo que podría rebasar la proa de la línea británica y hasta incluso cortarle la T; pero la línea británica había caído a estribor y Von Scheer volvió a encontrarse con que era Jellicoe el que le cruzaba la T, y otra vez ordenó un giro simultáneo de 180º de toda la línea de acorazados; para escapar de la amenaza, Jellicoe tenía la opción de caer hacia ellos, pero decidió girar a 45º y alejarse, lo que le costó la victoria. En definitiva, Jellicoe renunció a entablar cualquier tipo de ataque en la noche; escogió para tal fin un rumbo seguro, el Sur, adoptó un dispositivo de marcha; Von Scheer decidió entrar en su base durante la noche y arrumbó directamente a Horns Reef. Jellicoe había navegado como unas 100 millas rumbo Sur cuando decidió invertir el rumbo, pero ya era demasiado tarde para poder cortar la retirada a la flota alemana, que le había cruzado la popa. A las tres de la mañana, Von Scheer llegó a Horns Reef, entrando en los campos de minas propios y al mediodía arribaba a la base de Wilhemshaven con absoluta moral de victoria. Desde el punto de vista táctico, la victoria fue alemana, pero desde el punto de vista estratégico, la victoria fue británica; pese a este dominio naval británico, Alemania estuvo a punto de ganar la guerra en el mar, gracias a su eficaz Arma Submarina. Alemania transmitió al mundo entero el parte oficial de la batalla; el triunfalismo se apoderó de la prensa alemana y de los periódicos de las naciones neutrales; cuando el comunicado alemán llegó al Almirantazgo británico, todavía no contaban con un informe oficial de Jellicoe, pero temiendo una gran victoria del enemigo, censuraron el comunicado alemán hasta el día siguiente, pero la llegada a Londres de la prensa extranjera propició una serie de rumores que obligó al Gobierno a entregar a la prensa a regañadientes el comunicado oficial alemán. El resultado de Jutlandia, tan imprevisto para los británicos, produjo una dolorosa reacción de desencanto y bien pronto el pueblo británico comenzó a inquirir sobre quién era el responsable del fiasco. El culpable de no haber obtenido una victoria fue Jellicoe, que era quien había permitido que la flota alemana regresara a sus bases prácticamente intacta, mientras que el héroe era Beatty, el jefe de escuadra que más había padecido en la batalla, el que se había acercado al enemigo y había luchado contra él con gran valentía. Para terminar, se puede decir que desde el lado británico, Jellicoe y Beatty fueron los protagonistas de la batalla de Jutlandia, frente a los almirantes alemanes Von Scheer e Hipper, estos dos perfectamente compenetrados. Jellicoe y Beatty eran dos almirante de temperamentos muy distintos; no había buena comunicación entre ellos y eso se dejó notar en la guerra, y en especial en Jutlandia, donde cada uno fue por su lado, sin tener en cuenta al otro. La batalla de Jutlandia para muchos analisitas podría haber sido para la Royal Navy el Trafalgar del siglo XX, y si no lo fue se debió a que se dejó escapar , por falta de acometividad, a la flota alemana.
Tipo de publicación: Artículos y Capítulos