Ordenanza Academia Matemáticas

Los estudios de Matemáticas en España en el siglo XVIII

La Real y Militar Academia de Matemáticas de Barcelona fue fundada en el año 1714 tras la guerra de Sucesión y el asentamiento en Cataluña del Ejército Real que acompañó a Felipe V, quien trajo consigo un grupo de ingenieros flamencos para establecer un sistema de fortificaciones que ayudaran a la defensa de la frontera entre Cataluña y Francia.

Precursora de esta Academia había sido la de Bruselas, cuyo director fue Sebastián Fernández de Medrano, en donde se formaron los ingenieros que acompañaban a los “Tercios de Flandes” y el posteriormente fundador de la Academia de Matemáticas de Barcelona, Jorge Próspero Verboom, ingeniero flamenco, que tuvo además un papel preponderante en el desarrollo del Arma de Ingenieros.

El carácter ilustrado de esta institución explica que el nivel científico que se obtuvo en la Academia fuera de los mejores que se podían obtener en aquellos momentos en España. La formación que recibían los ingenieros iba orientada sobre todo a la construcción de fortalezas, estrategia de ataque y defensa de las mismas y levantamiento de planos. Y no sólo fueron las necesidades militares sino también las civiles y públicas las que obligaron a los científicos y técnicos a tal desarrollo a lo largo de ese siglo y el siguiente que influyeron en la formación de otras academias y escuelas relacionadas con la ingeniería en toda España, como las Academias de Ingenieros y Artillería del Ejército en Ocaña y Segovia, las Escuelas de Guardias-Marinas de Málaga y Cádiz o las Escuelas Técnicas Superiores de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.  

Fueron figuras destacadas en el ámbito de los estudios e instituciones matemáticas de la época: el Conde de Aranda, Pedro Pablo de Abarca y Bolea, quien auspició la formación de una Sociedad Militar de Matemáticas; y Pedro Lucuze, Director de la Academia entre 1739 y 1776 que llegó también a trabajar en la Sociedad Militar de Matemáticas para el Conde de Aranda, en Madrid.

Los fondos bibliográficos que se manejaban en estas academias y escuelas comenzaban por las obras de los grandes científicos europeos como Isaac Newton, Leonhard Euler o Bernard Forest de Belidor; también, las de significados autores españoles de temas militares como el Marqués de Santa Cruz de Marcenado o el jesuita Tomás Cerdá; y, por último, de los propios miembros de la Academia de Barcelona, como el mismo Lucuze o su discípulo Miguel Sánchez Taramas.

Una variada representación de obras de ingenieros y fondos bibliográficos relacionados con las Matemáticas y la Academia de Barcelona puede consultarse en la Biblioteca Virtual de Defensa tras las últimas incorporaciones de fondos procedentes de dicha Academia y que se conservan en diversas bibliotecas de Defensa.