SEGUNDA PARTE. 315 permiten sus propiedades balísticas. (Véanse los cuadros números 49, 50, 55, 58, 61 y 62.) Todas las naciones, hasta las que como Francia y Alemania han gastado sumas enormes en la renovación de su material de artillería, aprovechan las piezas antiguas existentes y procuran aumentar su eficacia^ adoptando pro-_ yectiles de mayor efecto. En este concepto mejorarían mucho los cañones de avancarga de 8, 12 y 16 centímetros, rayados, si se fabricasen para ellos shrapnels bien organizados y granadas de gran capacidad, y ha habido ocasiones recientes en que se ha demostrado no tanto la deficiencia de estas piezas como la de sus proyectiles. Para la defensa de las costas se cuenta hoy como reglamentaria con la artillería proyectada por el general • Ordóñez, modelo de 1885 (cañón entubado de 15 centímetros L/34), de 1891 (cañones entubados y sunchados de 21 y 24 centímetros L/35,6 y obuses sunchados de 21 y 24 centímetros) y de 1892 (cañón entubado y sunchado de 30 centímetros, L/35,1 y obús sunchado de 30 Yg centímetros), y con los cañones Krupp de 26 y 30 xl2 centímetros, L/35, adquiridos qn número limitado como piezas muy potentes ó instalados en los puertos militares de mayor importancia. Los datos relativos á estas piezas pueden verse en el cuadro núm. 63, páginas 320 y 321; en el número 64, páginas 322 y 323, los de los proyectiles; en el 65, páginas 324 y 325, de sus montajes, y en ér 66,- páginas 326 y 327, el resumen de sus efectos balísticos. Pero á estas piezas normales hay que añadir los modelos que ya no están vigentes y no se fabrican; pero de los que existe un cierto número de. piezas que hay que seguir utilizando, como los cañones de 15 y 24 centímetros H. E. S. de modelos 1878, 1867, 1881 y 1884, los de avancarga de 16 centímetros, rayados, y de 28 centímetros.